lunes, 16 de marzo de 2015

Louis Althusser. Formación teórica y lucha ideológica

Consideramos la ciencia marxista como existente, como poseedora en un momento dado de su desarrollo de un cuerpo definido de principios teóricos, de análisis, de demostraciones científicas y de conclusiones, es decir, de conocimientos. Y nos planteamos la cuestión siguiente: ¿por qué medios se puede -y se debe- hacer penetrar esta ciencia en el movimiento obrero, por qué medios se puede introducir esta doctrina científica en la conciencia y la práctica de las organizaciones de la clase obrera? Para responder a esta pregunta es necesario retroceder nuevamente, esta vez para examinar en qué consiste la práctica del movimiento obrero en general independientemente del carácter científico de los principios que le fueron suministrados por Marx.
A partir del momento en que el movimiento obrero adquirió una cierta consistencia y se dotó de un mínimo de organización, su práctica se sometió a leyes objetivas, fundadas en las relaciones de clase de la sociedad capitalista y al mismo tiempo en la estructura de la sociedad entera. La práctica del movimiento obrero, aun en sus formas de organización utopistas y reformistas, se desarrolla en tres planos, correspondientes a los tres "niveles" que constituyen la sociedad: el plano económico, el plano político, el plano ideológico. Esta ley no es por otra parte propia del movimiento obrero; se aplica a todo movimiento político sea cual fuere su naturaleza social y cualesquiera que sean sus objetivos. Por cierto, la naturaleza de clase de los diferentes movimientos o partidos políticos hace variar considerablemente las formas de existencia de esta ley general, pero se impone a todos los movimientos políticos, aun en sus variaciones.
La acción del movimiento obrero toma pues necesariamente la forma de una triple lucha: económica, política e ideológica. Se sabe que fue la lucha económica la primera en desarrollarse bajo formas esporádicas primero, y cada vez más organizadas. En “El capital”, Marx nos muestra que las primeras fases de la lucha económica del proletariado se desarrollaron sobre varios temas, los más importantes de los cuales fueron la lucha por la defensa y el aumento del salario, etc. Otros temas económicos intervinieron en la continuación de la historia del movimiento obrero: lucha por la seguridad del empleo, lucha por las prestaciones sociales (seguridad social), lucha por los descansos retribuidos, etc. En todos esos casos, se trata de una lucha llevada a cabo sobre el terreno de la explotación económica, en el nivel pues de las relaciones de producción mismas. Esta lucha corresponde a la práctica inmediata de los trabajadores, a los sufrimientos impuestos por la explotación económica de que son víctimas, a la experiencia directa de esta explotación y a la comprensión directa, en esta experiencia, del hecho económico de la explotación.
En la gran industria moderna los trabajadores asalariados, concentrados por las formas técnicas de la producción, perciben directamente la relación de clase de la explotación económica, y ven en el patrón capitalista al que los explota y se beneficia de su explotación. La experiencia directa del trabajo asalariado y de la explotación económica es incapaz de proporcionar el conocimiento de los mecanismos de la economía del modo de producción capitalista, pero es suficiente para que los asalariados tomen conciencia de su explotación, y para que se comprometan y organicen en su lucha económica. Esta lucha se desarrolló en los sindicatos obreros, creados por los obreros mismos sin la ayuda de la ciencia marxista: estos sindicatos pueden subsistir y luchar sin la mencionada ayuda y es por lo que la acción sindical constituye el terreno de elección del reformismo económico, es decir, el de una concepción que espera de la sola lucha económica la transformación revolucionarla de la sociedad.
En este sentido Marx pudo decir que la organización de la lucha económica sobre bases reformistas y la reducción de toda lucha del movimiento obrero a la lucha económica, constituye el punto extremo, el punto límite de la evolución del movimiento obrero "abandonado a sus propias fuerzas". Sin embargo, la lucha económica choca siempre, quiéralo o no, con las realidades políticas, las que intervienen directa y violentamente en el curso de la lucha económica bajo la forma de la represión de protestas, huelgas y revueltas propias de la lucha económica obrera por las fuerzas del estado y del derecho burgués (la política, el ejército, los tribunales, etc.). De aquí proviene la experiencia, obtenida de la lucha económica misma, de la necesidad de una lucha política, distinta de la económica.
En este punto las cosas se hacen más complicadas, pues los trabajadores asalariados no pueden obtener de la realidad política una experiencia comparable a la que obtienen de la práctica cotidiana, de la realidad de la explotación económica, ya que las formas de intervención del poder político de clase son muy a menudo -a excepción de sus manifestaciones de violencia abiertas aunque intermitentes- disimuladas bajo la cobertura del ''derecho" y de justificaciones jurídicas y morales o religiosas de la existencia del estado. De allí que la lucha política de la clase obrera le resulte a ella misma mucho más difícil de concebir y organizar que su lucha económica.
Para llevar a cabo y organizar esta lucha sobre su verdadero terreno, es necesario haber reconocido, al menos parcialmente, la naturaleza y el papel del estado en la lucha de clases, la relación existente entre la dominación política y su cobertura jurídica de una parte y la explotación económica de otra; para ello es necesario otra cosa que la experiencia intermitente y ciega de un cierto número de efectos de la existencia del estado de dase; hace falta un conocimiento del mecanismo de la sociedad burguesa.
En este dominio, las concepciones "espontáneas" del proletariado, que presiden sus acciones políticas, están considerablemente influidas por las concepciones burguesas, por las categorías jurídicas, políticas y morales de la burguesía. De ahí proviene el utopismo, el anarquismo y el reformismo que se observan no sólo en los inicios de la lucha política del movimiento obrero, sino en toda su historia. Este anarquismo y este reformismo político se perpetúan y renacen sin cesar en la clase obrera bajo la influencia de la presión de las instituciones y de la ideología burguesas.